Tensas
la voz al
límite
del canto
viejo.
Ese,
el único que ya
nos mata el
frío.
De comisura y
trino
de repico
y tiembla
el escenario.
Tú,
perfecto auxilio
me dices el
nombre
de las notas.
Arpegio acorde
al arte de ser
cabal y sátiro
veraz y amargo
pícaro honesto
de oficio
imprescindible.
Cuando parezca
que el tiempo
nos huye,
y ya no escuche
las cuerdas
de esa guitarra,
mecerá tristezas
tu canción
dispuesta
siempre a punto
para salvarme.