Allí
donde el recuerdo sacude
incapaz de acariciar,
en cada ángulo
de tiempo inerte
se detonan los timbres
despertando esa voz.
Ahora
que la enfermedad obliga
la fiebre permite
ver con claridad.
Nunca supiste
conquistar el presente:
encajado en bucles
que ya nadie recuerda,
desprovisto de futuros
que conserven la fe.
Diez días,
enfermos,
sin descansar.
Diez días
frente a frente
con tu desgana.
La enfermedad
es hoy
un campo minado
de cuervos
en la memoria.
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