Tú no lo sabes
pero yo
aprendí a pintar poemas
de tu mano.
Entre aulas y escapismos
sobre hierba y la inocencia
esculpimos futuro.
Quizá no sabes
pero,
por momentos,
fuimos eternos.
Verso que desborda
los cuadernos.
Voz que declama
en galería minúscula,
tragaluz de un metro.
No sabrás
que desde la ausencia,
implacable,
fuiste siempre
la mano precisa
que urgente
me desvela la belleza
Y ahora que el tiempo,
amigo,
nos hace menos sabios,
niños perdidos.
lápiz gastado,
Yo
que creí
haber olvidado
como sabe la incerteza
siempre vuelvo,
tú ya lo sabes,
a ser esa isla
errante
que paciente
nos espera.