Vamos
que el sol
no espera.
Precisos pasos
serpentean
caderas,
las voces tiemblan
y la noche
se cierra en ti.
Hormigas
que suben,
por la espina
apuntan
con esmero
al premio.
Dedicar el tiempo
a completar tareas
de cama y piel.
De sal el trecho,
entre las piernas
ruegos
a dios y arena
que es barro,
señas
improvisando
cumbres.
Vino y juego
de manos,
cuerpo
gimiendo
en boca.
Vamos,
que ya arde
el beso
bajo infinito
muérdago
cubriendo
el techo
por toda
la
ciudad.