Amanece
en la prisa somnolienta,
platos sucios, los segundos
que no cuentan.
Mira el colchón
como amortaja
latidos.
Este mueble
que no guarda
pesa.
Pero qué hacer
con el avispero
de palabras.
Esos versos rotos
como ecos
van danzando
minuciosos, silenciosos
de perfil.
Un rumor adormecido.
Vuelo bajo,
otro cajón
que explota en manos
de este tiempo
deshuesado.
A un paso
de despertar al fin.
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